Conductividad: Fabricadas con materiales altamente conductivos, como el cobre o el aluminio, para permitir el flujo eficiente de corriente eléctrica.

Altura: Deben ser lo suficientemente altas para alcanzar una posición elevada y maximizar la probabilidad de que un rayo impacte en la punta.

Resistencia: Diseñadas para resistir condiciones climáticas extremas, como vientos fuertes y tormentas.

Punta aguda: Poseen una punta afilada que facilita la ionización del aire y la atracción de los rayos.

Instalación en estructuras elevadas: Se colocan en la parte superior de edificaciones o estructuras altas para proporcionar una trayectoria preferencial para la descarga eléctrica.

Aterrizaje seguro: Conectadas a un sistema de tierra eficiente para canalizar la corriente del rayo de manera segura hacia el suelo.

Mantenimiento: Requieren inspecciones periódicas y mantenimiento para asegurar su eficacia a lo largo del tiempo.